viernes, 19 de enero de 2018

Fragmentos de una historia que no sé escribir todavía

Le dejó el último beso en la frente mientras dormía. Lo miró por una última vez mientras vestía y salió en la oscuridad de la madrugada.

Caminó hasta tomar el carro y al llegar a su casa empezó a escribir.

Tres días después y todavía no se le ocurre qué escribir. No sabe si escribir de la soledad que se puede llegar a sentir aún estando en compañía o de las decisiones que se toman estando solo.

Se ha encontrado queriendo estar donde sea que la otra persona este, donde y con quien se siente pleno.

Tres días después ha aprendido que uno no es de donde pertenece sino de donde se siente libre.

domingo, 7 de enero de 2018

Cuidado

Me ando con cuidado para que no se entere nadie que me la paso bien, que la vida me funciona y que soy feliz a muchos ratos.

La gente es capaz de hacer cualquier cosa cuando ve una sonrisa.

sábado, 6 de enero de 2018

Incógnita

Cerró los ojos y contó hasta diez tratando de calmarse. Respiró. Hizo una pausa para tomar más aire y suspirar.

Sonó el celular y manteniendo los ojos cerrados, lo cogió de la mesa de noche para contestar: era Elena, su novia deseándole un buen día. Su voz lo animó un poco y dejó de lado como se había sentido al despertar. Se despidió de ella diciéndole que ansiaba verla para almorzar. Elena sonrió y colgó.

Max apretó sus párpados y de un salto, se levantó de la cama. Tomo una ducha, se vistió frente al espejo y se perfumó sonriendo para sí.

Al entrar en la cocina, ya olía a café. Tomó el desayuno con la mente en blanco, tratando de concentrarse en lo que estaba comiendo. 

Fue entonces cuando todo sucedió.

jueves, 4 de enero de 2018

Frente al espejo

Entró al baño. Tratando de buscar un escape, quizás.

Arrecostado sobre la puerta, tomó un breve respiro y luego, suspiró. Se puso la mano derecha en el pecho e intentando calmarse, volvió a dar breves respiros. Tenía la otra mano sudorosa. Así se la sentía y la cerró en un puño.

Dio otro corto respiro cerrando los ojos esta vez. Al ver oscuridad, suspiró. Apretó el puño izquierdo con fuerza y volvió a suspirar para abrir los ojos después.

Fue hasta ese entonces que se dio cuenta que el baño en el que estaba era grande y lujoso, muy bien iluminado.

Se fijó que había un enorme espejo justo enfrente de sí que lo estaba retratando. Observó a detalle su reflejo y se miró asustado como si la imagen estuviera distorsionada, como si ese no fuera él. 

Ese no era él. 
Ese no podía ser él.