sábado, 15 de octubre de 2011

¿Por qué se escribe más de noche?

Desde hace días, tengo esa duda en mi cabeza y la he estado pensando tratando de encontrar la respuesta. Me he dado cuenta que varios de los blogs a los cuales estoy suscrita por llamarséle así, la mayoría de sus autores escriben casi sólo de noche y también, tengo la idea de que escritores conocidos mundialmente tienen una hora o un momento de lo que es todo el día que les gusta más escribir y que la inspiración les nace a flote: para algunos el amanecer, cuando acaban de despertarse, al mediodía, a lo largo de la tarde, a la hora del atardecer hasta llegar a la noche y madrugada. Y en este caso, el momento de más inspiración es la noche. 


Cuando cae la noche, me recuerdo de todas las cosas que hice en el día, las que no hice, las que quise hacer y el tiempo no me alcanzó, las que quería hacer; las cosas que dije, a quienes se las dije, las cosas que quería decir, las cosas que no dije y lo que sentí cuando las dije; las personas con las que estuve y las personas con las cuales quería estar; como me sentí a lo largo del día y qué emociones tuve en ese momento... Así, muchas cosas más que recuerdo cuando cae la noche y se va volviendo madrugada.


Días en los cuales tengo insomnio, usualmente los mismos días en los cuales he tomado demasiado café dada la coincidencia, son los días cuando más me gusta escribir y en los cuales tengo más sentimientos y pensamientos a flote. En esos días, son los cuales las palabras se van deslizando de mis dedos y escribiendo por sí solas, expresandóme.


Se dice que «la noche es cuando nos visitan nuestros demonios», o por lo menos algo así escuché. Así como también se dice que «la noche es el gran enemigo de los que no pueden dormir», tanto así como «la noche es una casualidad porque su realidad es mejor que los sueños». 


Yo digo que la noche es todas las anteriores. «Nuestros demonios»: la culpa, el resentimiento, los malos pensamientos, el nudo en la garganta de llorar, las malas intenciones y el arrepentimiento de lo que no se pudo hacer en el día (...). «El gran enemigo de los que no pueden dormir»: mejor concepción de lo que pasa, demasiados pensamientos en la cabeza, demasiadas preocupaciones a lo largo del día (...). «Su realidad es mejor que sus sueños»: cuando ha llegado el amor a la vida de alguien todo marcha de maravilla, una felicidad al máximo, todo está bien; no perfecto, pero bastante y demasiado bien.


Y he aquí la pregunta: ¿porqué escribimos más de noche? Y las posibles respuestas que llevan forma de pregunta: ¿Porqué me gusta escribir más de noche? ¿Será porque de noche me siento sola? ¿Será porqué de noche todos los pensamientos y emociones del día, invaden mi mente? ¿Será porqué de noche es cuando siento mejor algunas cosas? ¿Será porqué de noche me salen a flote mis recuerdos? ¿Será porqué de noche a veces me da insomnio? ¿Será porqué de noche, según he leído en alguna (revista) Selecciones, cuando más sueño se tiene es cuando mejores pensamientos nacen? ¿Será porqué de noche visita el remordimiento de lo que no hice en el día? ¿Será porqué de noche me siento más creativa? ¿Será porqué de noche el cerebro está más activo que en el día? (...)


Siguen las preguntas en mi cabeza buscando una posible respuesta o varias respuestas, o aunque sea la lógica de porqué me gusta más escribir de noche. 


Diría que la respuesta al título de esta entrada es porque me encanta más escribir de noche: por todos los «¿será?» que he mencionado y tal vez, tal vez por la simple sensación que me produce escribir de noche... Mi razón y mi lógica encontraron esas respuestas al porqué me gusta escribir de noche.