jueves, 16 de octubre de 2014

Jamás llegaste

Escuché tus pasos pero nunca llegaste; no terminaste de llegar, en realidad. 
Te imaginé. Cada paso que escuchaba era una parte de ti.
Te vi. Aún cuando no te había visto en persona, te vi: Conmigo. Junto a mí. 
Te vi en esa oscuridad que aparece al cerrar los ojos.
Te quise, te quiero.
Tengo tantas ganas de que estés aquí, te quise ahí. 
Me quise ver contigo, me quiero ver contigo; tú junto a mí.
Te llamé. Aclamé tus palabras; te llamaba de la única manera que podía: Esperar. 
Esperar para que me escucharas, para que llegaras.


(…)

Jamás llegaste.
Me quebré.

viernes, 10 de octubre de 2014

Contigo sin mí

Me quedé contigo por miedo de quedarme conmigo.
Me quedé contigo por que ya sabía que me haría menos daño que si yo me estaba conmigo; haciendóme añicos hasta dejarme rota. 
Sabía que eras la mejor compañía, aún si me hacías daño no sería como el que yo me haría a diario, sin que mis labios pronunciaran tu nombre pero que en mis pensamientos bailara y hasta gritara como te llamas. Sabía que me acogerías, que me resguardarías aún de yo misma porque me llegaste a conocer y sabes que en situaciones extremas puedo llegar a ser destructiva. 
Sabía que me hacía menos daño el irme contigo: Abandonarme para regenerarme otra vez; completa, sana y quién sabe, hasta nueva.
Sabía que era mejor irme contigo. 

Yo lo sabía pero nunca supiste que hubiera deseado que te quedaras, que me dejaras quedarme conmigo misma sin llevarte lo que alguna vez te regalé. Sabías  todo pero nunca supiste que era todo:  Y, quedarme conmigo y contigo, lo es todo.