viernes, 28 de marzo de 2014

A veces basta no saber

No sé si soy yo o no sé si es él. No sé como es que me conquista y como se gana mi afecto, tampoco sé como se atreve a mirarme con los ojos llenos de amor.
No sé si me quiere, no sé si lo dejaré de querer; no sé si seremos ni tampoco sé si ya somos.
No sé. No sé nada de él pero conozco mucho; no conoce nada de mí pero cree saber todo. Y la verdad, a veces, sólo eso basta: Creer.
Y, por eso, creo que no sé.

martes, 4 de marzo de 2014

Querer no siempre es poder

Justo ahí supe que no podía tener algo con él. En ese preciso instante que me miró con sus grandes ojos negros clavándome una mirada de amor, supe que no podía. No podía sentir algo hacia él, no.

No sé si era el querer tanto que sabía que no podía o el poder tanto que no sabía si llegaría a querer. Negar las cosas aumenta el deseo pero no sucedería conmigo, no. No dejaría que pasara.
Pero pasó. Pasó así pasan los años, las estaciones, el llanto, la vida... Porque tenía que pasar.


Así pasaba dando vueltas su nombre y todo lo que tenía que ver con él en mi cabeza. Pasaba tanto que ya ni sabía que me estaba pasando. Y, es que... fue tanto lo que había pasado entre él y yo.
Nunca creí que sucedieramos, nunca creí el coincidir hasta que sus ojos hablaron todo lo que nunca me dijo y nunca diría. Desde que lo conocí, fue así. Su mirada decía mucho más y todo de lo que no salía de su boca. Esa pequeña boca que era mentirosa, sarcástica y hasta narcisista pero con finos labios que derretían al tocarlos, al besarlos.

Empezamos como un juego, un juego donde ganaba el mejor pero ni él ni yo, llegó a pensar que se volvería algo más. Se dejó en claro que no seríamos amigos, tampoco novios aunque nunca le importó lo que seríamos con tal de ser. Aprendí eso de él.

Me quería, a su manera pero me quería. Lo llegué a querer. A mi manera, también. Nuestras formas de querer eran diferentes pero complementarias.

No fuimos una historia de amor, tampoco amor de un rato. Fuimos ambas a la vez.

Lo quise, lo quiero y lo querré. Aunque no quiera, aunque no pueda y aunque no deba. Comencé a quererlo justo cuando me dije que no podía dejar de quererlo aunque pasara el tiempo; Fue en ese preciso momento que éste recuerdo empezó.