Hace dos años escribía sobre mi necesidad de sentirme libre.
En el presente, me veo en la urgente necesidad de ser libre; de quebrar el concepto que construí hace dos años y de encontrarle una manera real de vivirlo.
No sólo necesito sentirme libre, no solo necesito serlo porque necesito vivirlo en la piel valiendóme por mis propios medios que de una forma u otra, voy a lograr.
No nací para ser detenida por quienes me engendraron ni por quienes me rodean: yo nací para ser imparable.
Y ahora tengo la importante necesidad de demostrarlo a mí primero y de probarle a los demás que yo puedo.
Yo sí puedo porque yo soy.
Tengo la página en blanco frente a mí y trato de pensar en qué escribir.
Mejor dicho, en quién.
Ningún nombre brota en mi mente, ni siquiera un recuerdo por los que tengo a vastedad. Trato de buscar en mis memorias y a pesar de que más de algún nombre (o mejor dicho, hombre) ha despertado cierta pasión en mí, sé que ha sido a medias; reconozco que ha sido a medias.
Encendieron mi cuerpo más no mi alma.
Trato de pensar en quién escribir y a quien encuentro es a mí.
Desde que descubrí escribir creí que había sido mi salvación.
Con el pasar del tiempo, también descubrí que es una condena.
(Por que) no hay manera de salvarse si no tiene condicionantes.
