Cuando llegué a esa ciudad, había leído un par de libros que también fueron parte importante del escape que yo quería en mi vida. Quería disfrutar de la noche y sus mil historias, historias que al día de hoy llevo plasmadas en la piel y que no puedo escribir todavía; no al menos con toda la libertad que me gustaría por respeto a mis papás y no tanto al qué dirán. Llevo esas historias que tanto leía en libros y que deseé llevarlas a cabo.
Sin embargo, debo decir que lo vivido ha sido mejor y hasta inigualable porque no creí que podía llegar a cumplirse. Me he refugiado en la noche muchas veces y me he dejado llevar por ella para descubrirme... Cada vez es diferente y cada ocasión es una historia más que mis ojos gritan si es que alguien se detuviera a observarme.
Me vuelvo una con la noche y esa es una de mis múltiples maneras de escape.
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