Jugué.
Y, me encontré aguantandome las lágrimas por lo que sentía: te quería a ti y lo quería a él, también.
Había terminado mal yo, yo había jugado conmigo.
No sé a cual de los dos prefiero.
Nunca me vayas a preguntar eso... ni tú tampoco, por favor.
De los dos aprendo, a los dos los quiero; los dos, tan diferentes y como los quiero.
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