<Cada vez que te vas siento que te llevas un pedacito de mí>, me dijo con lágrimas en los ojos.
Yo no sabía qué decir y preferí quedarme callada, contemplando el momento en que me abrazaba: fuerte, apretado, con todos los brazos rodeándome para hacerme sentir más que las palabras. Un nudo atravesaba mi garganta al momento de abrazarnos pero no impidió que el sentir de ese instante; quería quedarme pero era por mi bien el irme.
<Cada vez que te vas siento que te llevas un pedacito de mí>, son las palabras que hacen eco en mi cabeza. Se grabaron en mi corazón y cuando las recuerdo, las escucho con tu voz.
Ahora yo te digo: Cada vez que estás, juntás todos los pedacitos que soy con tu amor.
Te amo hoy y hoy es siempre, mamá.
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