Me desperté con mal sabor en la boca, me desperté triste: Soñé contigo.
En el sueño éramos felices, como en los viejos tiempos. Tiempos que no volverán a ser los mismos; como ni tú ni yo. Hemos cambiado; crecimos.
Me dieron ganas casi, hasta de llorar. En el sueño me decías todo lo que nunca dijiste pero que tus ojos siempre gritaban: Que me querías, muy a pesar que no lo aceptabas. Me decías que tú solo conmigo, que tú me eras leal y por eso regresabas; siempre me buscabas en otros cuerpos, otras caras, otras risas, otros tratos. Todos diferentes, ninguno te bastaba: Me queríAs a mí.
Por qué soñé contigo? Hace ya mucho que no pasabas por mi mente. Supongo que te llevo conmigo. Ahí: En ese lugar que siempre nos prohibimos hablar, ese lugarcito que tú creías tonto de creer por tanta cursilería barata pero que yo sé que no: Te llevo en mi corazón, ahí estas.
En el sueño eras tú, tal cual. Pero no el tú pedante y cabrón sino el tú amoroso, necesitado de amor; el tú que pocas veces, dejaste conocer y ver tu lado humano: Llorabas en mi sueño. Nunca te vi llorar en la vida real, siempre fuiste risas sabiondas y actitudes vergonas.
En mi sueño, me buscabas para llorar; te sentabas conmigo a llorar y yo, te consolaba. Me partía el corazón verte así y al despertar, me sigo sintiendo de la misma manera: Rota. Rota como en los tiempos que no supe nada de ti, rota como la vez que me gritaste que no me querías, rota como la vez que me sentí usada por ti.
No creí que podía sentirme rota después de tanto tiempo; no creí que podías volverme a hacerme sentir así.
En mi sueño, eras tú quien me buscaba, quien me llamaba, quien quería estar conmigo.
Hasta fuiste tú el que me besó: necesitabas mi boca, querías mis labios y sentir una vez más, el agua de mi lengua. Te precipitaste, todo era una necesidad insaciable para ti, todo era un estoy-no estoy; pedías ayuda sin decirlo.
No sé como debo sentirme después de soñar contigo: Rota, triste, con ganas de llorar y un nudo atravesado en mi garganta o feliz de habernos soñado juntos después de llorar, riendo y bebiendo como lo hicimos en la vida real... No sé como deba sentirme.
Me quiero permitir el gusto de decirme que me tengo que sentir contenta de soñar contigo, alegre de saber que aún vives en mí porque en su momento, me inspiraste (y sigues inspirando) el ánimo para crear mis inventos y feliz, de esa felicidad de verdad por lo que un día, más de una vez, fuimos.
En mi sueño, me pedías que me quedara, un ratito más con tu boquita (esa que para mí, es la más linda que he besado) y contigo.
Me pedías que no me fuera y me quedé: Contigo me quedé en mi sueño y me quedo contigo en la vida real al escribirte.
Me abrazo a las letras y me aferro a mi corazón para saberte conmigo.
Me desperté con mal sabor en la boca, me desperté triste pero ahora sé, que era lo abrumador de los recuerdos y me consolé feliz diciendo que tú eres más que eso.
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