De las promesas y del mar digo que he roto muchas.
De las promesas y de mí digo que he roto muchas.
Me prometí más de una vez no mirar atrás y hasta ahora, empiezo a cumplirla.
Ya no quiero estar ahí, no voy a volver.
No vuelvo al lugar donde más de una vez reí y lloré, porque lloré la primera vez que regresé; Porque no me encontré, no me vi, no me supe la misma. Cambios: yo, yo he cambiado y había cambiado con el lugar. No era la misma ni sería igual a la de ese entonces.
Lloré porque creí que era malo, era malo no encontrarme, era malo perderme y cambiar. Lloré y probé el sabor de mis lágrimas, esas que caían en mis mejillas y mojaban mi vestido.
Me fui corriendo de ahí. Corrí, corrí hasta que el lugar se fue haciendo pequeño a mi vista, hasta que ya no lo pude distinguir con mis ojos.
Con el tiempo crecí, conocí y llegué a saber que cambiar es irrefutable: Así es la vida. Me prometí no volver y no llorar nuevamente pero sentí que tenía que regresar, tenía que conocer ese lugar con mi nuevo yo; con mi yo regenerado.
Rompí mis promesas porque fui, volví y lloré: Esta vez lloré de felicidad, de orgullo, de emoción porque no era la misma y no quería serlo; no quiero volver a serlo.
Mi cambio es constante y mi presencia invaluable.
La que ahora soy y alguna vez fui, solo en esencia queda.
Necesito renovarme, conocer y ser.
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