jueves, 16 de octubre de 2014

Jamás llegaste

Escuché tus pasos pero nunca llegaste; no terminaste de llegar, en realidad. 
Te imaginé. Cada paso que escuchaba era una parte de ti.
Te vi. Aún cuando no te había visto en persona, te vi: Conmigo. Junto a mí. 
Te vi en esa oscuridad que aparece al cerrar los ojos.
Te quise, te quiero.
Tengo tantas ganas de que estés aquí, te quise ahí. 
Me quise ver contigo, me quiero ver contigo; tú junto a mí.
Te llamé. Aclamé tus palabras; te llamaba de la única manera que podía: Esperar. 
Esperar para que me escucharas, para que llegaras.


(…)

Jamás llegaste.
Me quebré.

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