Hubiera querido que te quedaras.
Hubiera querido que
estuvieras, aquí, conmigo.
Hubiera querido que
fueras tú el que se robara los recuerdos, las risas.
Hubiera querido que
fueras tu el que me lloraras.
Hubiera deseado saber la fecha exacta de nuestra partida,
del adiós que dije y tú jamás pronunciaste.
Hubiera querido abrazarte. Como la primera vez; como la
última vez que no te abracé.
Hubiera querido que no terminara. Así. Tan de repente.
Tan
efímero fuimos pero tanto que fuiste.
Hubiera querido ser para siempre.
Hubiera querido ser diferente. Para ti, para mí, para ambos.
Hubiera querido ser valiente. Más por mí que por ti… Ahora
mucho más que nunca.
Hubiera querido besarte. Un beso de despedida, un último
beso, ese que me negaste.
Hubiera querido no llorar. Nunca. Por ti ni por nadie.
Hubiera deseado saber si pensabas en mí.
Hubiera deseado saber si alguna vez me lloraste. ¿Lo hiciste?
Creo ya saber la respuesta…
Hubiera deseado entenderte, saberte;
Creí hacerlo pero
alguna vez dijiste que eras alma libre, indomable…
Hubiera, yo hubiera… qué no hubiera…
Hubiera querido entenderte pero no hubiera podido.
La verdad, sigo sin entenderlo y sin
entenderte a ti.
Y, para ser sinceros, ni yo me entiendo.
Sobre todos los "hubiera", hubiera querido que estas palabras las dijeras tú;
No la que escribe, sino yo.
Por eso, éste es el hubiera que no existe porque nunca las dije.
Por cobarde.
Por cobarde.
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