Un pequeño placer

De esos pequeños pero grandes placeres, así como lo es escribir y leer; tomar café amargo y pan dulce; amar y ser amado; reír y recordar; escuchar música y "transportarse" a otro mundo; jugar y divertirse; comer y llenarse; dormir y sentirse de lo mejor........ Así como esos pequeños placeres que se sienten tan bien cuando los hacemos.


Uno de los mejores pequeños placeres es el de tomar café amargo mientras como pan dulce escuchando música y escribo ésta entrada. ¿Por qué? Porque tengo algo que no había tenido desde hace algún tiempo: las ganas de no querer hacer absolutamente nada y escribir desde mi propia laptop mientras nadie me molesta en mi cuarto.  Sólo yo, mi laptop, mi taza de café, el pan dulce y mi Ipod.


¿Por qué será que el simple hecho de tener internet nos hace felices? ¿Por qué una taza de café amargo se siente tan bien? ¿Por qué será que me siento así? ¿Serán los efectos que hace el café en mi cerebro? ¿Será que la música está demasiado alta? ¿Por qué me siento como si estuviera drogada? ¿El café puede drogar a alguien? Muchas preguntas y tan pocas respuestas. O talvez todo ésto son los efectos que causa el café y no hay ninguna respuesta correcta o lógica a lo que pregunto.


Para mí, tres tazas de café amargo sin ninguna cucharada de azúcar son de los pequeños placeres que me gusta tener. Eso, más la música que tengo de fondo. 


Y, yo creo que de eso trata la vida. Talvez de eso trata. Pequeños placeres que los sentimos tan grandes y son tan importantes para nosotros; de esas costumbres que no podemos dejar o que no queremos dejar; de hacer lo que no podemos hacer o lo que se nos dice no hacer; de creer en nosotros mismos aún cuando nadie cree en nosotros; de vivir y sólo vivir para sentirnos plenos. Y muchísisisimas cosas que sentimos la necesidad de tener el placer de hacerlas.


Vivir, sentir y escribir. Escuchar y aprender. Olvidar y querer. Café y muchas ideas a flote.