No sé adónde quiero ir. No sé más bien, adonde quiero estar.
Veo partes de mí, etapas de quien he sido y me siento tan lejos a lo que un día fui. Me digo que me he encontrado pero al mismo tiempo, sé que es necesario perderme; perderme para reencontrarme, saber quién soy ahora y quien he dejado de ser.
Extraño lo que he hecho, echo de menos personas y lugares que me han ayudado a descubrirme y me han puesto a pensar, sentir, creer. Personas que se convierten lugares, hogares donde pasar y no dejan marca, no borrarán nunca su marca; lugares que me han servido y han sido cuna de mis sueños, de mis anhelos y temores acompañados de fracasos. Sigo. Sigo porque no quiero estancarme, no es mi naturaleza y sigo en este largo viaje.
He crecido. He crecido y estoy creciendo me repito constantemente. Me sorprende y me emociona ver cuánto he caminado pero quiero ver más allá de mis ojos, quiero ir adonde mis ojos no alcanzan a ver.
Voy, voy, voy.
No sé cuando llego pero voy. Voy en camino.
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