Creo que una parte de mí murió hace un tiempo y no sé cuando fue que pasó.
Creo que una parte de mí murió hace un tiempo y ya me había dado cuenta, estos días. Pueda que por eso me negué a escribir; por unos días y que se volvieron semanas... Entonces sí: ya me había dado cuenta que esta parte de mí había muerto y hasta ahora lo acepto.
Ahora lo escribo, hasta ahora se vuelve real.
Miro a mi alrededor y trato de quedarme en los lugares adonde sé que ya no voy a regresar, a los lugares que no sé si quiera regresar... Lugares que también son personas.
¿Las volveré a ver? ¿Estarán si yo regreso? Sobre todo, ¿hacia donde voy yo, entonces?
Me pregunto adonde me dirijo y por más que recorra mi mente, mi cuerpo y mi alma no encuentro respuesta.
No todavía.
Aquí es donde sonrío y siento como todo mi ser lo hace tambié conmigo: No sé hacia donde voy pero sé adonde no quiero estar. Tengo que seguir, voy a seguir y sigo. Voy en camino, lo presiento. Es largo y con muchos obstáculos pero con sorpresas, tengo la corazonada; me imagino el camino difícil y espero en verdad que así sea.
No espero menos para poder dar más y lo mejor de mí, explotar mi potencial y crecer. Crecer con cada paso que de, con los buenos y malos; vivir y experimentar. Conocer. Caminar y sonreír.
Sonreír desde el alma y sentirme invencible como me siento en este momento, guardándolo con estas palabras y con cada una de estas letras.
Tengo toda una galaxia por delante y yo, yo soy todo un universo por dentro.